FERNANDO COUSO GARCIA

– Graduado en Criminología por la Universidad del País Vasco. UPV-EHU.

– Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales.

ZURIÑE GONZALEZ SANCHEZ

– Graduada en Criminología por la Universidad del País Vasco. UPV-EHU.

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Esperar un milagro

Zuriñe González Sánchez

 

El 25 de julio de 2021 una brutal paliza grupal en Amorebieta (Bizkaia) dejaba a la víctima en estado de coma y a los agresores en un estado de felicidad máxima por su valiente “hazaña”.

El grupo agresor estaba compuesto por una veintena de personas (menores y mayores de edad) autodenominados los “Hermanos Koala”. Son un grupo ya conocido de la Ertzaintza que lleva más de 20 años actuando en Bizkaia.

Afortunadamente, al menos algunos de ellos, ya están en prisión o puestos a disposición judicial, pero también hay uno de ellos que ha vuelto a la calle teniendo, como única obligación, presentarse en los juzgados una vez al mes.

Estos casos en los que hay una carrera delictiva muy consolidada y un grupo multitudinario en el que todos se apoyan entre sí, con cada agresión de la que salen victoriosos se crecen más. Tanto que han llegado a cometer una agresión contra un joven de 23 años en el que se llega a decir “matadle”. Por desgracia, no es el primer ni último caso, ni tampoco la primera ni única banda, solo en la CAV ya se conocen distintos grupos criminales y anteriores hechos similares bien documentados.

A día de hoy, 06/08/2021 (12 días después de los hechos), el parte médico no es para nada alentador, tal es así que han confirmado que sigue en un coma profundo con graves daños en ambos lados del cerebro que confirma, en caso de sobrevivir, unas graves secuelas. Las palabras finales han sido: “solo queda esperar un milagro” para que sobreviva.

Ante esta declaración de la situación de la víctima, veremos si esta agresión se convierte en asesinato o se queda en tentativa, pero, sinceramente, la vida de este joven ya ha sido truncada, por lo que también nos queda esperar otro milagro: una justicia a la altura de lo sucedido.

De momento, ni a todos los detenidos se les ha sacado de la calle ni todos los agresores han sido puestos a disposición judicial, aunque la investigación sigue en curso. Una vez más, la justicia se queda corta y no creo que haya pena que apacigüe el dolor a los familiares de la víctima, pero espero que el caso se juzgue a la altura de los hechos acaecidos y se condene, con la misma dureza que la agresión, por lo sucedido.

Pero no solo la justicia tiene que estar a la altura, también las distintas instituciones que trabajan en la prevención de estos delitos deben estar dotados de los recursos necesarios para hacer frente a este fenómeno. Según distintas fuentes consultadas, desde principios de este siglo se conoce la existencia de estas bandas y, sin embargo, 20 años después lo único que ha sucedido es que su poder y sensación de impunidad ha crecido.

Por si no fuera suficiente, los medios de comunicación, con el objetivo de sensibilizar a la población, han mostrado en repetidas ocasiones el mismo vídeo. Está muy bien informar y alertar sobre los hechos que ocurren, lo contrario me parecería un error, pero, por favor, protejamos entre todos a la víctima y toda su familia, no busquemos titulares y audiencia a base de reproducir en bucle ese vídeo. No deja de ser el vídeo donde es posible que se le vea a la víctima con vida por última vez. Seamos consciente de lo que hacemos y enseñamos, ese vídeo puede ser la viva imagen de un asesinato.

Por ello, creo que, sin quitar el protagonismo ni el lugar que merece a la víctima, el verdadero milagro es tener unas instituciones que distribuyan y optimicen sus recursos de acuerdo a la realidad. De momento, no veo a ningún dirigente con intenciones de cambiar nada, quizás algunas palabras vacías cuando llegue la campaña electoral.