FERNANDO COUSO GARCIA

– Graduado en Criminología por la Universidad del País Vasco. UPV-EHU.

– Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales.

ZURIÑE GONZALEZ SANCHEZ

– Graduada en Criminología por la Universidad del País Vasco. UPV-EHU.

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Un nuevo inicio de curso por todo lo alto

Zuriñe González Sánchez

 

Esta semana, a las puertas del inicio de un nuevo curso escolar, retomamos un tema que ya con anterioridad había sido tratado en este blog, pero que merece una nueva entrada por Izan: el bullying.

Muchos/as de vosotros/as habréis leído u oído al respecto de este caso y no es para menos, se trata de un niño de 11 años que lleva 4 años sufriendo acoso físico y psicológico a manos de sus amigos y compañeros/as de clase por el mero hecho de padecer sobrepeso. Ha llegado a tal punto que, en el día de su cumpleaños, en vez de recibir felicitaciones y regalos, ha recibido insultos y más insultos.

Afortunadamente, el hermano mayor de esta víctima ha difundido el caso en las redes sociales y la familia ha denunciado el caso ante la policía, la cual ya está investigando el caso.

Aun así, como profesional, no puedo entender que hayan tenido que pasar cuatro años y que un hecho tan cruel haya tenido que ser la guinda para dar la señal de alarma. Este caso, al igual que otros muchos, ha llegado demasiado lejos sin que nadie haya hecho nada, y no es permisible.

Por eso, desde el Gabinete Criminológico Iustitia, creemos que se debe trabajar en la prevención y detección precoz, siempre partiendo de una premisa: la necesidad de un tratamiento diferenciador con la víctima, que no suponga un tratamiento individualizado en el que solo trabajar con ella, sino un tratamiento integrador formado por todas las partes intervinientes, en el que, por supuesto, se ponga en el centro a la víctima:

 

 

Como se deduce de este caso, el acoso no tiene fronteras y afecta a todos los ámbitos de la vida del menor, de ahí la importancia de trabajar el problema con distintos agentes intervinientes y no solo con la propia víctima.

De hecho, un error muy habitual, y muy victimizante, es tomar medidas con la propia víctima exclusivamente: cambiarla de entorno, restringirle el contacto con los/as agresores/as y su entorno para evitar más sufrimiento, darle distintas pautas para prevenir más episodios, …

Así no es como se afronta un caso de buyllying o cualquier otro tipo de acoso con una víctima. Los cambios, las restricciones y las pautas deben ser para los/as acosadores/as, ya que son ellos/as las personas causantes de que haya una víctima. La responsabilidad recae sobre los/as que realizan la acción, no sobre quienes lo sufren.

A las víctimas hay que liberarlas, hay que darles la oportunidad de una restauración eficiente e integral, sin medias tintas que únicamente revictimicen.

Por ello, desde el Gabinete Criminológico Iustitia no podíamos quedarnos sin tomar cartas en el asunto y, por Izan, por Jokin [1] y por todas aquellas víctimas de acoso escolar, hemos realizado en el Postgrado de Victimología un trabajo final titulado “El eco del acoso escolar: una mirada victimológica” que compartimos en el presente post y con el que queremos aportar nuestro granito de arena con el fin de parar o, al menos, disminuir esta lacra.

 

 

PD: Desde aquí todo nuestro apoyo a Izan y su familia, esperamos de todo corazón que salgas adelante Izan. Si alguna víctima, o familiar de esta, se encuentra en la misma situación, no dude en ponerse en contacto con nosotros para recibir el asesoramiento gratuito que le ayude con esta cruel e injusta situación.

 

 

[1] Jokin Ceberio (Bilbao; 25 de septiembre de 1989 – Fuenterrabía, Guipúzcoa; 21 de septiembre de 2004) fue un adolescente que se terminó suicidando 4 días antes de cumplir 15 años, tras ser víctima de acoso escolar continuado y reiterado por parte de algunos compañeros. Tras sufrir una diarrea en el aula, debido a un problema intestinal, comenzó a sufrir burlas y desprecios que se transformaron en brutales y salvajes agresiones, las cuales se prolongaron durante casi dos años. Ignorado por los profesores, y el resto de compañeros, que presenciaban impasibles las agresiones, un fatídico 21 de septiembre de 2004 decidió acabar con su vida saltando al vacío desde la muralla de Fuenterrabía.

 

Aquí adjuntamos el trabajo que se mencionaba en el post: Trabajo final postgrado victimología acoso escolar – Fernando Couso y Zuriñe González