Del chulito al delincuente II – (Tiempo al tiempo)
Fernando Couso García
Domingo, 11/07/21. Paseo marítimo de Pontedeume. (La Coruña). Un grupo de adolescentes increpa y humilla a otro joven, a la vez que uno de ellos le empuja contra el muro y le propina una fuerte bofetada. Según testigos presenciales, (no se ve en el video), aunque el agredido intenta protegerse agachándose y tapando su cabeza con los brazos, el agresor continúa pegándole y riéndose de él. Anteriormente le habían quitado el calzado y lo había arrojado al agua. El resto de “valientes” se mofa y se escucha, incluso, a una joven que dice «para que vuelvas a otra». El agredido es otro adolescente, con problemas psiquiátricos.
La agresión, grabada por uno de los atacantes, fue posteriormente compartida por sus redes sociales, a modo de hazaña. Los jóvenes se enfrentan a un delito contra la integridad moral y por vejaciones.
Vecinos de la localidad coruñesa han condenado los hechos e indicaban que se trataba de un niño «muy bueno» y que nunca «se mete con nadie». Aunque los familiares del menor agredido han interpuesto una denuncia, la Guardia Civil ha intervenido de oficio.
Veo el video y mis principios éticos, morales y profesionales se caen por los suelos. Unos jóvenes intimidando, empujando y abofeteando a un igual que padece problemas mentales. Duele ver como se ataca la vulnerabilidad, como se busca la risa fácil a cuenta del dolor del prójimo. Además, para que quede constancia de su valentía lo graban y difunden por las redes sociales, ya que es muy importante demostrar, a la mayor cantidad de gente posible, lo salvajes que somos.
Reírse de los demás, agredir, humillar, insultar, … forma parte de la nueva normalidad que cierta gentuza intenta imponer, pero que el resto de la sociedad no debemos permitir. Y para ello tenemos que ser implacables. La actual legislación es muy laxa, y más cuando hablamos de menores. Con el ejemplo también se educa, y debemos ser implacables con los agresores y con quienes los alientan alrededor. Publican hoy que, al parecer, los agresores han pedido disculpas. Pues lo siento, pero no me valen. El que la hace, aunque se arrepienta, la debe pagar.
El pasado 15/01/21 publiqué el post “Del chulito al delincuente”, (https://iustitiacriminologia.es/del-chulito-al-delincuente/), en alusión a un suceso similar, y siete meses después todo sigue igual. En aquel post preguntaba si realmente están funcionando las políticas de inclusión educativa y social, las de divulgación y sensibilización, … y sigue siendo evidente que no. Seguimos involucionando a gran velocidad, pero no se plantean ideas nuevas ni se observan mecanismos nuevos de intervención. Lo que no funciona que siga activo y los criminólogos que sigan esperando.
Respecto a la agresión de Barcelona, Iker Jiménez (1) desataba la polémica en Twitter al afirmar que “Si la chusma que ha robado y dado una paliza a un chico autista lo hubiera hecho en mi barrio en 1983; el barrio se aseguraría de que fuera devuelto lo robado. Y la chusma, con algún hueso roto y dientes de menos, habría aprendido la lección. No volverían a hacerlo. Jamás”.
En mi barrio también, Iker. Y si nuestros ilustres legisladores no lo remedian, volverá la justicia de barrio (ojo por ojo), pero, como todo lo que involuciona, más dura y violenta. Tiempo al tiempo.