FERNANDO COUSO GARCIA

– Graduado en Criminología por la Universidad del País Vasco. UPV-EHU.

– Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales.

ZURIÑE GONZALEZ SANCHEZ

– Graduada en Criminología por la Universidad del País Vasco. UPV-EHU.

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Bebido, drogado y a la fuga. Imprudente, Asesino … y Cobarde.

Fernando Couso García

 

03/06/2021. Abrera, Barcelona. Carretera BV-1201 a la altura de esta localidad. Sobre las 23.00 horas, un arma mortal circula a gran velocidad en busca de una víctima. Invadiendo el carril contrario se estrella contra un vehículo cuya conductora, una agente de los Mossos d’Esquadra de 43 años y madre de dos hijos, nada puede hacer para evitar el ataque, por lo que pierde su vida en el acto.

El conductor del arma mortal es un delincuente que circulaba bajo los efectos del alcohol y sustancias estupefacientes. El conductor del arma mortal no tenía permiso de conducir. El conductor del arma mortal, tras invadir el carril contrario y asesinar a esta mujer, se dio a la fuga, abandonando el lugar de su crimen a la carrera.

Lamentablemente, quienes deben legislar no opinan igual que yo, por lo que este tipo de crímenes son considerados delitos de homicidio por imprudencia grave, contra la seguridad vial y de conducción bajo los efectos del alcohol. Diferentes sentencias por hechos similares indican que “esta conducta es penalmente reprochable en grado sumo” y las condenas impuestas “responden a la demanda de la sociedad para conjurar este tipo de conductas absolutamente injustificables”. Traducido, una pena que en el peor de los casos y asesinando a varias personas, no supera los 6 años de prisión.

Para delincuentes como el anteriormente señalado, familiares de víctimas de estos crímenes llevan muchos años solicitando que al menos se contemple el dolo eventual en el conductor, ya que el mismo era consciente de que su acción podía tener este resultado.

Para la información de nuestras ilustres mentes gobernantes, y según datos de la D.G.T. y del Instituto Nacional de Toxicología, un 43,4% de los conductores fallecidos en accidentes de tráfico en 2018 había consumido alcohol, drogas o un coctel con los dos a la vez. En el año 2019 este porcentaje subía al 45,5% y en el año 2020 alcanzaba el 57,3%. ¿Y los que no han fallecido?, ¿Y los que se han dado a la fuga y no conocemos su identidad?. Sin ninguna duda, cifras sesgadas y partidistas, que, no obstante, me permiten apreciar que seguimos evolucionando y mejorando año a año, … hacia ninguna parte, claro.

Desde mi punto de vista profesional, estos hechos no son un accidente. Un accidente es un suceso no planeado, y no deseado, que provoca un daño, lesión u otra incidencia negativa sobre otra persona. Conducir bajo los efectos del alcohol y las drogas es un acto premeditado, por lo que provocar un accidente con resultado de muerte de terceros es un asesinato, (porque cualifica el homicidio, ya que lo lleva a cabo con ‘alevosía’ -se realiza a traición o cuando se sabe que la víctima no va a poder defenderse-). Desde el momento en que comienza a circular en un vehículo bajo los efectos del alcohol y de las drogas, convierte el mismo en un arma mortal. Cuando continúa circulando en ese estado, acecha al resto de las personas que circulan junto o frente a él, por lo que el ataque/colisión siempre será a traición.

Cuando se escapa del lugar del crimen, solo es un delincuente a la fuga, nada más.