Isaac García Guerrero – Padre Isaac – «In memoriam»
Fernando Couso García
Durante esta madrugada ha fallecido, en Sevilla, Isaac García Guerrero, el “Padre Isaac”, mi tío materno.
Nacido el 23 de abril de 1947 en Arenillas de Ríopisuerga (Burgos), era miembro de la Congregación de los Sagrados Corazones, (los Padres Blancos, como se les conoce en Sevilla -su querida Sevilla-), a los que dedicó su vida.
Con un curriculum académico envidiable, profesaba admiración por la figura del Padre Damián de Molokai, por lo que, al igual que él, quiso ser misionero, pero los responsables de su orden tenían otros planes. Con ese carácter empático y una tremenda capacidad de comunicación, debía ser profesor, no cabía otra. Y lo debió hacer muy bien, porque todos los alumnos que hemos conocido en la familia a lo largo de los años, le profesan admiración y cariño.
Desde la dirección del Colegio San José, de los Sagrados Corazones, en el barrio de Los Remedios, el Padre Isaac fue un adelantado a su tiempo, como lo demuestra su intensa actividad sociocultural. Entendiendo que la religión no debe imponer, sino atraer y demostrar, llegó al corazón de sus alumnos y feligreses a través del teatro, fundando la Escuela de Teatro San José, la Asociación EdeTeatro y la compañía de Teatro San Marcos. Actor aficionado, escribió, dirigió e intervino en tantas obras, que necesitaría varios post para numerarlas.
Esa cualidad no pasó desapercibida para los responsables eclesiásticos de la Archidiócesis de Sevilla, que le encargaron la dirección del programa ‘Testigos Hoy’ en Canal Sur Televisión o de la revista 21RS, desde el cargo de Delegado Diocesano de Medios de Comunicación de la Archidiócesis.
A pesar del deterioro que le provocó su enfermedad, no perdió ese carácter exigente y perfeccionista que le hizo ser quien era, y en nuestras conversaciones lo demostraba. En el año 2018, mientras él luchaba contra el cáncer, yo sufrí un Ictus en la mitad de mis estudios de la carrera de Criminología. Cuando le comenté que un profesor de psicología me insinuó que debía dejar la carrera, el Padre Isaac, mi tío, me dijo que nada, ni nadie, tiene capacidad para parar nuestro ímpetu, porque ese ímpetu lo guía nuestra fe, cada uno la que profese, (él sabía que no soy una persona muy religiosa).
Hoy, hablando con uno de sus compañeros de los Sagrados Corazones, me ha transmitido el orgullo que le supuso que, a pesar de las dificultades, terminase la carrera y me graduase. A mí nunca me lo dijo, (imagino que sus sentimientos más íntimos los guardaba para él), pero no hizo falta. El contenido de nuestras conversaciones, sus consejos y, sobre todo, sus constantes palabras de ánimo, lo dejaban entrever.
Las múltiples muestras de cariño que ha recibido mi familia en Sevilla son la mejor demostración del sentimiento que suscitó entre sus feligreses y compañeros, un legado que perdurará muchos años.
Nos ha dejado un gran hombre de fe, un gran profesor y un gran actor. Descansa en Paz, Padre Isaac. Goian bego, osaba.