La sociedad está mejor sin ell@s
Fernando Couso García
Rosario Porto, la abogada gallega que asesinó a la pequeña Asunta Basterra, (me niego a llamarla “madre”), apareció ahorcada en su celda de la cárcel de Brieva, en Ávila, el pasado 18/11/2020. Condenada, junto a su exmarido, a 18 años de prisión por el infanticidio de la niña a la que habían adoptado, Rosario es otro ejemplo más de la crueldad extrema del ser humano.
El tribunal que juzgó a ambos consideró probado que, de común acuerdo con su exmarido, administró a la niña, al menos durante tres meses antes de su fallecimiento, dosis elevadísimas de un sedante y varios fármacos, que mantenían a la pequeña, (como reconocieron muchos testigos durante el juicio oral), adormilada y ausente de sus actividades diarias, en distintos escenarios como la escuela o la academia de danza a la que acudía. Como no lograban su objetivo a través de una intoxicación severa, alguno de los dos (no se ha podido esclarecer quien) sofocó, según recogió la autopsia, con un objeto «blando y deformable» (se cree que con una almohada) a la pequeña Asunta, causándole la muerte por asfixia.
Deleznable es el acto de arrebatar la vida a un/una niño/a, me da igual que sea tu propio hijo/a o no, pero no alcanzo a adjetivar a esas personas que tras hacerlo continúan fingiendo el dolor, se ríen de las familias de las victimas participando en su búsqueda o colaborando en el esclarecimiento de los hechos y tratan de engañar a las autoridades policiales y judiciales con mentiras y pistas falsas.
Alfonso Basterra (exmarido de Rosario), José Bretón, Francisca González, Ana Julia Quezada, … forman parte del despreciable grupo de filicidas que, tras cometer ese deplorable acto sobre niños de su familia, han intentado continuar con sus vidas, fingiendo ser víctimas en vez de verdugos.
He leído en diferentes medios que son “psicópatas”, pero esa justificación no me vale. Robert Hare2, considera que el 1% de la población «puede ser psicópata» pero aclara que «no todos» son delincuentes. Como criminólogo, en diferentes ocasiones, me han preguntado el “porqué” de esos actos, y siempre he dado la misma respuesta. Esas personas han cometido los crímenes por egoísmo, (Porto-Basterra, Quezada, …), o por venganza, (Bretón, González, …), hacia sus parejas. Sus escrúpulos brillan por su ausencia y su humanidad, simplemente, no existe.
Francisca González, tras ser condenada a 40 años de prisión, ha cumplido 18 años del total de la condena y ya se encuentra en libertad condicional. El artículo de Mónica G. Álvarez publicado en La Vanguardia3 es exquisito y recomiendo su lectura. Los interrogantes y sentimientos que me ha suscitado los guardo en mi memoria para intentar, poco a poco, desgranarlos y que me ayuden a aprender y evolucionar en esta profesión.
Y cuando lo titulo diciendo que “la sociedad está mejor sin ellos”, no quiero que se entienda este post como un alegato a la pena de muerte, ni mucho menos, pero si es un reconocimiento a los criterios por los que se aprobó la pena de prisión permanente revisable.
Bibliografía
1 https://www.un.org/es/sections/issues-depth/population/index.html
2 Hare, R. (Calgary, Canadá, 1934). Doctor en psicología y profesor emérito de la University of British Columbia. Manual for the Revised Psychopathy Checklist. Toronto: Multi- Health Systems; 2003.