¿100 culpables en la calle o 1 inocente en prisión?
Zuriñe González Sánchez
3 noticias leídas, y no escuchadas previamente, junto a la pregunta del título me han llevado a escribir este post. Es un tema muy controvertido que también merece un sitio en este blog.
La primera noticia se remonta a abril de 2020, en pleno confinamiento domiciliario, cuando una mujer se precipitó por la ventana de su casa en Valladolid, falleciendo en el acto. Tras conocerse los hechos, lo primero que se hizo fue detener al marido, llevarlo a comisaría e interrogarlo, para después pasar a disposición judicial. Finalmente, se supo que el hombre era inocente y que quiso sujetar a la mujer para que no cayera, incluso los vecinos pusieron colchones en la acera, pero nada fue suficiente. Aun así, el hombre permaneció 24 horas detenido, tiempo en el cual la libertad de este hombre se vio coartada y su persona socialmente estigmatizada.
La segunda noticia es de junio de 2021 donde una mujer fue encontrada sin vida en el sofá de su domicilio en Motril, Granada. Tras dar aviso de lo encontrado, el marido de esta mujer fue detenido y trasladado a dependencias policiales con el objetivo de esclarecer los hechos. Tuvo que esperar al resultado de la autopsia para ser puesto en libertad tras confirmarse que el fallecimiento se debió a causas naturales, sin que se detectase ningún signo de criminalidad. Como dato de interés, en la noticia debajo de la imagen se puede leer, y cito, “detienen a un hombre acusado de asesinar a una mujer en Motril (Granada)”.
Por último, la tercera noticia es, también, de junio de 2021, y corresponde a una denuncia por violación que, después, se admitió por la propia denunciante que era falsa. La explicación ante el porqué de ese acto la mujer dijo que su novio se lo había pedido tras conocer la infidelidad. El resultado de esta falsa denuncia fue que un hombre inocente estuvo 48 horas en el calabozo, totalmente incomunicado, hasta que pasó a disposición judicial y la jueza determinó que no había pruebas que sustentaran dicha violación.
Dicho todo esto, ¿somos conscientes de cómo la vida que tenían estos tres hombres nunca volverá a ser lo que era? Son tres personas culpabilizadas que han tenido que probar su inocencia. ¿Por qué ha tenido que probarse la inocencia? ¿En qué momento hemos pasado de probar la culpabilidad a desmentirla? ¿Es mejor truncar la vida de inocentes que dejar culpables sueltos?
No nos equivoquemos, a nadie se le puede juzgar por un hecho que no ha ocurrido. Si juzgamos a inocentes, estamos cometiendo un crimen del cual los responsables somos nosotros como sociedad y las víctimas son ellos. Si realmente son culpables de algo probemos que lo son y, entonces sí, la justicia tendrá que juzgarlos.
Y más importante, no hablemos de un crimen si en ese momento es tan solo un suceso cuyas causas desconocemos. Es un suceso que se catalogará cuando se conozca lo ocurrido; y eso no lo haremos ni los medios ni los/as dirigentes ni los/as ciudadanos/as. Es una tarea que compete a las personas que estén investigando los hechos, nadie más.
Por si ese crimen social no fuera suficiente hay otro más, que además es una plaga: las denuncias falsas. Se trata de una conducta aberrante con unas consecuencias inimaginables, que desde este Gabinete Criminológico denunciamos y contra las que luchamos cada día.
Suficientes crímenes suceden, no generemos más solo por hacer daño a otra persona. Denunciar un hecho falso a quien más afecta es a las verdaderas víctimas de otros muchos casos que vemos en el día a día y que pierden recursos para su investigación, es un insulto al sistema y una falta de respeto hacia su posición y situación.