Suicidio: una realidad tabú
Zuriñe González Sánchez
La semana pasada, conocíamos el fallecimiento una menor de 15 años que, presuntamente, se había suicidado en Barcelona. No se conocen las causas que realmente llevaron a este trágico suceso, pero los padres tienen algunas sospechas e incógnitas.
El punto central de la investigación para saber qué ha pasado en este caso está en el centro escolar donde, según los padres, la menor llevaba siendo víctima de acoso desde los 5 años (insultos y agresiones). Como no podía ser de otra manera, el colegio se ha lavado las manos diciendo que desconocía que hubiera habido algún caso de bullying, que a ellos no les constaba nada.
Sin embargo, hay testimonios de la menor que han trasladado los padres en el que hacía alusión a lo afectada que estaba por el acoso que sufría llegando a decir que “no merecía vivir”. Por si este hecho no fuera suficiente, el mismo día del fallecimiento la menor no quería ir a la excursión escolar y al irse dejó una carta diciendo «no os va a gustar lo que haré, os quiero mucho«.
La menor llevaba tiempo avisando de lo mal que se encontraba con un claro riesgo de llevar a cabo actos suicidas que, desgraciadamente, sucedieron. Este hecho tiene que ponernos alerta y no dejarlo pasar como meros actos de llamar la atención. No es la primera, ni será la última persona, que muere a causa del acoso escolar, es un fenómeno que existe y es un trágico final que, sin ser habitual, es plausible.
Por ello, voy a aprovechar la coyuntura para desmentir aquellos mitos que tanto daño están haciendo ante el suicidio:
- “No hay que hablar del suicidio, ya que puede fomentarlo”: es fundamental hablar de ello y así valorar la peligrosidad de llevar a cabo esa idea.
- “La gente que habla del suicidio no lo lleva a cabo”: el 80% de las personas que se suicidan han hablado previamente de ello (directa o indirectamente, sea con palabras o con hechos). Esta menor así lo manifestó tanto verbal como comportalmente y no se le dio la debida atención a tiempo.
- “Cuando se ha intentado el suicidio y no ha salido bien, nada más ponerse en tratamiento el riesgo disminuye”: los primeros meses posteriores a la crisis son muy peligrosos, ya que nada más sucede se tiene mucho apoyo social, pero ese apoyo decrece y es ahí cuando el riesgo es aún mayor. No debemos olvidar que mejorar implica que se tienen más ganas y voluntad de hacer cosas, entre las cuales puede incluirse la de suicidarse.
- “La gente que se suicida tiene algún trastorno”: solo una pequeña parte de los suicidios pertenecen a enfermos mentales. Además, la ideación suicida es un pensamiento universal.
- “La conducta suicida se hereda”: los suicidios tienen más que ver con la influencia ambiental en la que entran muchos factores biopsicosociales, más allá de los antecedentes familiares.
- “Los que decidieron suicidarse realmente querían acabar con sus vidas”: nadie está 100% seguro/a de querer acabar con su vida, siempre existe cierta ambivalencia.
- “El suicidio es un acto impulsivo”: el hecho así es, pero la ideación que ha llevado al acto es premeditada.
Si todo esto se hubiera tenido en cuenta, tanto en el trágico caso de esta menor como en otros muchos casos que ya tenemos documentados, se podría haber trabajado en la prevención tanto de la consecuencia como de la causa.
Por ello, nunca debemos olvidar que una buena prevención es aquella que va a las posibles causas y trabaja en ellas, es ahí donde debemos trabajar y obtener los resultados. En el caso de los/as menores el entorno escolar es clave y no se está teniendo el acceso suficiente por parte de los/as profesionales para intervenir en ese ámbito.
La criminología también aquí tiene mucho que decir y hacer si se le deja, aprovechemos los recursos invertidos en nosotros/as para prevenir estas tragedias y muchas más que sucederán si se nos sigue teniendo al margen.